Estamos a punto de asistir al nacimiento de una nueva tendencia: la de los jóvenes que salen de casa sin móvil. La comenzará uno solo, el pionero, un chaval aparentemente normal y quizá algo malote al que llamaremos Mateo. Porque todos los chavales de ahora se llaman Mateo, ya no hay Pepes. Curros ni José Marías: solo Mateos. En cualquier caso, el nombre del tipo es lo de menos, lo importante es que nada nos hará pensar que tras sus parietales afeitados y ese flequillo como de llama andina, Mateo escondía una mutación actitudinal nacida por generación espontánea que le haría romper las cadenas que le convertían en esclavo. Pero así será.