La voluntad supera a la inteligencia
Por Enrique Rojas
La voluntad es firmeza en los propósitos, solidez en los planes a llevar adelante, ánimo ante las dificultades. La voluntad es el apetito de la inteligencia. Todo lo grande es hijo del esfuerzo y la renuncia. Quien tiene educada la voluntad es más libre y puede llevar su vida hacia donde quiera.
Cuando la voluntad se ha ido formando a base de ejercicios continuos, está siempre dispuesta a vencerse, a ceder, a dominarse, a buscar lo mejor.
La voluntad es la clave para conseguir lo que uno se ha propuesto. Es la joya de la corona de la conducta. El que tiene educada la voluntad verá que sus sueños se irán convirtiendo en realidad. La voluntad y la inteligencia forman un dúo decisivo en la geografía de la persona. A ellas se une otra pieza concluyente de nuestra psicología: la afectividad.
Afectividad, inteligencia y voluntad constituyen un tríptico esencial que nos dirige hacia lo mejor. La afectividad busca la belleza; la inteligencia, la verdad; y la voluntad, el bien. Son los trascendentales.
¿Qué es la voluntad, en qué consiste y cuáles son sus ingredientes?
La voluntad es la capacidad para ponerse una persona objetivos concretos y luchar por ellos hasta alcanzarlos. Está claro que no es algo genético, sino adquirido. La voluntad es la capacidad para aplazar la recompensa. Es decir, trabajar y luchar por conseguir una meta, pero sin esperar resultados inmediatos, sino mediatos; sacrificar lo cercano por lo lejano.
En esta travesía se encierra un principio clave: saber esperar y saber continuar.
Etimológicamente, la palabra voluntad procede del latín voluntas, que significa "querer". Hay una distinción interesante entre desear y querer. Desear es algo pasajero, momentáneo; querer es determinación, propósito firme, decisión sólida.
La educación y la voluntad
Toda educación empieza y termina en la voluntad. Los padres son los primeros educadores. Un buen padre vale más que cien maestros, y una buena madre es como una universidad doméstica.
Educar es seducir por encantamiento y ejemplaridad, fascinar con los valores, entusiasmar con lo que sigue siendo valioso con el paso del tiempo.
Cómo fomentar la voluntad
A continuación, se presentan algunas sugerencias sobre cómo fortalecer la voluntad:
- La voluntad necesita un aprendizaje gradual. Se consigue con la repetición de actos en los que uno se vence y lucha. Esto tiene un nombre: hábito. La voluntad se conquista con trabajo secuencial y repetitivo.
- Aprender a negarse a estímulos inmediatos. El campo de batalla está en lo cotidiano, en las pequeñas decisiones. Aprender a renunciar a lo inmediato buscando un bien mayor.
- La motivación es clave. La voluntad se fortalece si hay una motivación clara. Voluntad y motivación forman un binomio inseparable.
- Tener objetivos claros, medibles y estables. La dispersión impide alcanzar metas.
- La voluntad nos hace dueños de nosotros mismos. No dejarnos llevar por el estímulo inmediato es clave para la madurez personal.
- El orden es fundamental. La inteligencia necesita orden para ser efectiva.
- La constancia es la mejor aliada de la voluntad. La perseverancia es clave para superar obstáculos.
- Una buena educación en la voluntad es un signo de madurez psicológica. Una persona con voluntad llega más lejos que una persona solo inteligente.
Reflexión final
"Nihil difficile volenti": nada es difícil si hay voluntad. Buena parte del éxito o del fracaso en la vida personal depende de la educación de la voluntad. La voluntad es la llave multiuso, vale para todo.
Enrique Rojas
Catedrático de Psiquiatría y director del Instituto Rojas-Estapé
Fuente: ABC